domingo, 25 de noviembre de 2012

Hernando Osorio, un caldense, que aprovecha cualquier manifestación en Madrid para vender.

Juanita Samper, corresponsal de el diario EL TIEMPO en España, escribe un interesante artículo sobre como nos buscamos la vida los colombianos en este país. Es el caso de Hernando Osorio cuya principal actividad es organizar eventos y conciertos en España.

"Durante el primer semestre de este año se desarrollaron cerca de 1200 manifestaciones solo en Madrid. Van dos huelgas en ocho meses en España. Mientras el gobierno y los empresarios se preocupan por estas explosiones sociales, hay una persona que le saca el lado positivo. Se trata de Hernando Osorio, un caldense que descubrió un hueco para sobrevivir en plena crisis española. Es una muestra del rebusque colombiano en todo su esplendor dentro de la oscuridad económica que aprieta el cuello de la península ibérica.

Osorio vende en las calles botellas de agua y banderas, según el acto al que acuda. Banderas republicanas españolas, banderas de los países latinoamericanos, banderas del reino de España, banderas del Vaticano... Y agua.


De hecho el negocio empezó con agua y refrescos, cuando un día fue a visitar el Palacio Real con un amigo en Madrid. Vio que había una larga cola y que la gente aguantaba mucho calor. No lo pensó dos veces. Fue a su casa por el carrito de la compra (una especie de bolsa de tela con rueditas y manija) y lo llenó de botellas de agua y gaseosas.
"Fui pionero en España", dice Osorio. "Me acuerdo hace unos diez años, cuando se organizaban manifestaciones contra ETA, que yo era el único que vendía objetos en la calle". Cuenta que a él se le ocurrió ofrecer banderas de España y, desde entonces, se volvieron una especie de símbolo de unidad nacional. "En la primera jornada vendí varias y a la siguiente, que se convocó poco después, la gente volvió con ellas y, muchos que no tenían, me compraron".

El negocio de alguna manera se ha vuelto internacional. Su madre cose en Colombia las banderas tricolor. "Ayudo a sostener su pequeño taller de modistería", dice. "Constituye su trabajo y sus ingresos. Las más complicadas las encargo a una empresa italiana, que tiene un distribuidor en España".

También vende otros objetos de Colombia, como trompetas y pulseras. Y ha incursionado en el mundo de la promoción de fiestas. "En tres ocasiones organicé la Fiesta de la Hispanidad y durante los dos últimos años, la de Colombia en España, en la Hacienda Campestre de Algete. En la última hubo mucha asistencia, pero poco consumo. La situación es difícil para todos. No tuve una buena ganancia económica, pero sí mucha satisfacción por ayudar en la integración".

La filosofía que mueve a Osorio detrás del negocio es esa: ayudar a la integración. "Me gusta cuando, por ejemplo, un chico ecuatoriano le regala a su novia una bandera de Bolivia, el país donde ella nació", explica. "Es un encuentro de raíces ancestrales".

De Aguadas a Madrid

Osorio nació en Aguadas, Caldas, hace 56 años. Estudió la primaria en Manizales y la secundaria en Bogotá. Luego cursó economía en la universidad La Gran Colombia y administración de empresas en el Sena.

En Colombia trabajó en varias instituciones; entre ellas en el Palacio de Nariño, en el departamento administrativo de la presidencia, durante cuatro años. Cuando se quedó sin puesto, se trasladó a Panamá, donde estuvo tres años. "Regresé al país y me encontré con que mis amigos influyentes ya no estaban", cuenta. Fue cuando decidió viajar a España.

Desde entonces han transcurrido once años. "Mi primer trabajo aquí fue entregando publicidad", recuerda. También vendió recuerdos típicos españoles. Y llegó el día en que se le encendió el bombillo en el Palacio Real. "Digo con satisfacción personal que a punta de botellas de agua pagué mis deudas en Colombia y construí mi pequeño capital; a punto de botellas de agua me compré el primer carro en España. Luego adquirí una camioneta para distribuir publicidad e ingresé en el mundo de los conciertos y fiestas". Llegó incluso a tener una discoteca alquilada. "Vinieron las vacas flacas, el dinero se acabó, tuve pérdidas y volví a lo de siempre: a la venta de agua y de banderas".

Pero no se queja. "El día de la huelga [14 de noviembre] hice mi trabajito y me gané unos cien euros (230.000 pesos)". Es el promedio diario. En una buena jornada puede llegar a 300 (cerca de 700 mil pesos).

Gajes del oficio

Vive pendiente del clima y de las manifestaciones. Se entera por Internet de cuáles están organizadas para cada fecha. Y se aprovisiona de lo necesario, según el motivo que lleva a la gente a las calles. "En la huela vendí banderas republicanas, que representan la protesta contra el sistema, contra el gobierno e incluso contra la monarquía". En esos casos tiene especial cuidado con las explosiones violentas. El miércoles, durante los altercados entre un grupo de manifestantes y la policía, se ubicó en un lateral, solo, para que las fuerzas del orden público vieran que no hacía parte de la protesta.
En la Jornada Mundial de la Juventud, en 2011, vendió banderas del Vaticano y de diferentes países. "Recuerdo un grupo de muchachos colombianos que me compraron muchas porque no habían tenido tiempo de hacerlo antes del viaje".
También suele acudir a los partidos del Atlético de Madrid, donde Radamel Falcao García juega y deslumbra. Allí lleva banderas de Colombia y, últimamente, trompetas tricolores.
Así es la vida de Hernando Osorio en España. Ha creado su nicho paso a paso. Y demuestra que el rebusque colombiano florece en la sequía".

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