sábado, 31 de marzo de 2007

Estudio sobre la emigración de colombianos a España

Juanita Samper, escribe en el periódico EL TIEMPO un interesante artículo relacionado con la emigración de colombianos a España, una investigación realizada por Luis Jorge Garay, que coincide con las vivencias de la mayoría de compatriotas.

"Hasta el 2001 era relativamente fácil para los colombianos entrar a España por las condiciones de visado, que eran más sencillas que las de E.U. Era posible ingresar con fines turísticos por menos de 3 meses sin permiso. Muchas personas se quedaban en condición 'ilegal' a la espera de una oportunidad para conseguir la documentación necesaria.
La gran migración producida por la crisis del 98 se produjo en el Eje Cafetero, y a medida que las personas llegaban a España servían de apoyo a otras. Se recreaba al tiempo el imaginario social en los lugares de origen sobre la panacea de emigrar.

La red de apoyo ha sido clave en términos de instalación: llegan a la casa de un familiar o compadre, les prestan plata y los introducen a puestos de trabajo. Los círculos de amistad y compadrazgo son de vital relevancia.

Esa red de apoyo puede explicar el hecho de que los colombianos de ciertas ciudades lleguen a ciudades específicas de España. A Madrid han venido del Eje Cafetero: de Dos Quebradas, Pereira, Cartago. A Valencia sobre todo bogotanos y paisas. A Barcelona, del Valle y del Eje Cafetero. Hay, pues, relación de hermandad de ciudades.
El pico de la migración hacia España se dio entre 1999 y 2001. Desde entonces empezó a bajar, debido al endurecimiento de políticas de visado y a que la crisis del Eje Cafetero se ha paliado relativamente.
Ahora llegan colombianos en menor cuantía a través de terceros países a los que no se les exige visado de turismo, como Venezuela, donde se presentan casos de compra de pasaportes falsos. También llegan mediante la reunificación familiar, a la que pueden acudir los residentes en España que ya cumplen las condiciones.

Los emigrantes de estos meses llegan en circunstancias distintas a las de hace 7 o 9 años. Ahora salen con contratos de trabajo pactados desde el lugar de origen, como los convenios del SENA con Carrefour o los programas de recolección de frutas en Cataluña. Hasta ahora los nuevos inmigrantes colombianos en España no se han insertado en la comunidad colombiana establecida.

Los colombianos en España viven entre colombianos. Su relación con los españoles, sobre todo en los primeros 2 años, es limitada. El 15% de los encuestados (cerca de 2500 encuestados) dice que tiene relaciones de amistad o amor con españoles. El 50% acepta que es solo laboral. Y el resto asegura no tener ninguna.

El 15% de la comunidad colombiana tiene negocios propios de 2 o 3 empleados. No son sofisticados, ni en locales, sino en las propias casas: preparación de alimentos y servicios básicos, como lavandería, confecciones o planchado. Son informales en buena medida.

Aunque montar un negocio inicialmente es más difícil porque se requiere inversión, al cabo del tiempo se gana más así que con un empleo. La mayoría de los colombianos que han organizado su propio negocio tenían experiencia por su actividad en Colombia. Ahora bien, la mayoría de los clientes son compatriotas, un 65%. El 20% del mercado es de latinoamericanos y el resto, de terceros.

El carácter autocentrado es clave en los primeros 2 años. Es cuando se sienten más colombianos que españoles. Al tercer año empiezan a sentir mínima pertenencia a España. Después las proporciones son iguales, a pesar de que siguen autocentrados.

Los que llevan más tiempo dicen que los patronos los considera buenos trabajadores y de hecho ganan cerca de 10% más que otros latinoamericanos.

La relación de los colombianos en España con el Consulado de su país es buena, después de haber andado un camino de tramitología juntos, que casi todos empezaron con el fin de acogerse al proceso de regularización del 2006, que les permitía dejar el territorio de los llamados 'ilegales'. La situación con la Embajada, sin embargo, es distinta: inexistente, para ser exactos. Tampoco es estrecha la conexión con las asociaciones colombianas (ONGs, centros culturales etc.), que muchos consideran irrelevantes. Solo el 15% la mantiene.
Parte de la explicación a este desapego está en la desconfianza de relacionarse con otros colombianos desconocidos y por el miedo a que los demás los estigmaticen.

Los viajes de los emigrantes no responden a iniciativa individual sino que constituyen un proyecto del hogar de origen. En muchos casos son hogares nucleares transnacionales: algún miembro está en España y mantiene relación con los de Colombia. Llega a España el padre o la madre solos, mientras se ubican y puede viajar el resto de la familia. Se puede tratar también de un hijo o hermano, del que dependen los demás miembros. Y siempre se mantiene la comunicación. Más de un 95% lo hacen telefónicamente y un 5% por Internet.

Es muy común, también, que viajen los 2 padres, mientras los hijos se quedan bajo el cuidado de los abuelos. Los pequeños experimentan, entonces, rupturas y abandonos, con secuelas psicoafectivas que pueden traer consecuencias graves en zonas como el Eje Cafetero, donde los muchachos se pueden introducir en ambientes de sicariato o drogas. Generalmente los abuelos han tenido acceso a un nivel de educación más bajo que el de sus hijos y se deben enfrentar a casos de rebeldía de los nietos. Un 70% de los niños de los emigrantes tienen desórdenes pscioafectivos clínicos o críticos, según se ha podido saber en los 2500 hogares encuestados en el lugar de origen".

LEAN EL TEXTO COMPLETO EN EL TIEMPO DEL 31 DE MARZO DE 2007

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