La VI Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo en Cartagena el 14 y 15 de abril, es el escenario ideal para que Colombia vuelva al primer plano internacional.
En los últimos años las cumbres internacionales han sido más centros de confrontación que lugares de encuentros cordiales entre mandatarios y hasta miembros de la realeza. Los colombianos todavía tenemos grabada la imagen del encuentro de Álvaro Uribe y Rafael Correa en República Dominicana, el 30 de marzo de 2008, durante la Cumbre del Grupo de Río, donde el mandatario ecuatoriano fulminó al colombiano con la mirada, poco tiempo después de que tropas colombianas dieran de baja a Raúl Reyes en territorio ecuatoriano.
También pasó a la historia la frase del rey Juan Carlos de Borbón de España a Hugo Chávez en Santiago de Chile, durante la XVII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado, cuando totalmente descompuesto le gritó: ¿Porqué no te callas?
La VI Cumbre de las Américas podría romper con ese paradigma y ser la primera en la que se traten asuntos vitales para la región, como la estrategia antidrogas e incluso la misma legalización. En el caso colombiano, es la primera vez en la historia reciente que el país llega al encuentro en muy buenas relaciones con los países asistentes, pues tanto Juan Manuel Santos como la canciller, María Ángela Holguín, son ambos de talante conciliador. A Rafael Correa, renuente a asistir en solidaridad con Cuba, prefieren persuadirlo antes que confrontarlo. No obstante, así no asista Correa, la Cumbre se realizará con la asistencia de 34 presidentes, incluyendo a Barack Obama de EU. ¿Qué papel jugará Obama en la Cumbre? ¿Asumirá Colombia el liderazgo regional? ¿Cuál será la suerte de la estrategia antidrogas y de la misma legalización?
¿Habrá una nueva estrategia antidrogas?
La Cumbre de las Américas será el escenario multilateral en el que por primera vez los países latinoamericanos le plantearán a los Estados Unidos la posibilidad de reconducir, o inclusive replantear, la estrategia de la lucha contra las drogas, que durante más de 50 años ha sido definida por el ‘Tío Sam’ como una especie de contrato de adhesión, que ha terminado por imponer a todos sus aliados, estén o no en su parte trasera. El “movimiento” de aparente rebelión no es tal, puesto que cuenta con el aval, o por lo menos carece de la oposición, de los estadounidenses. Presidentes que se caracterizaron por ser devotos prohibicionistas, como César Gaviria, ahora, como expresidentes, admiten la inutilidad o por lo menos la francamente irracional decisión que significa gastar presupuesto militar y exponer miles de efectivos para evitar el tráfico de un producto cuyo elevado costo proviene, paradójicamente, de su ilegalidad. De manera que no deja de ser esperanzador, así los gobiernos no decidan nada de fondo, que los presidentes en ejercicio del continente discutan sobre el tema, sin el temor de que les quiten la visa o los castiguen con recortes presupuestales. Eso ya es un avance.
La nueva geopolítica de Colombia y EU
La relación con Estados Unidos se venía caracterizando por la obsecuencia que primó durante los 8 años de mandato de Álvaro Uribe, cuyos dos períodos coincidieron con buena parte del gobierno de George W. Bush, gobernante con quien indudablemente tenía afinidades ideológicas, tanto en el discurso como en la acción frente a lo que ambos llamaban organizaciones terroristas, que eran combatidas dentro de sus fronteras como por fuera de éstas. La situación cambió para Uribe, y para Colombia, con la elección de Barack Obama, de quien lo separa un abismo ideológico. Obama no es ranchero como Bush, ni de derecha como Uribe. Es académico y de centro. Y como si fuera poco, durante la campaña presidencial de Estados Unidos, Uribe no tuvo mejor idea que apoyar al bando republicano, que encarnaba sus ideales y su concepción geopolítica de la lucha contra las organizaciones terroristas. La llegada de Obama a la Casa Blanca significó un replanteamiento de la política internacional de Estados Unidos, pero también de Colombia.
Respeto mutuo y buenas maneras
Con la llegada de Santos a la Presidencia, Colombia estableció una nueva relación con Estados Unidos. Santos tiene más empatía con Obama que las que tuvo éste con Uribe. Prueba de ello es que logró en un año lo que Uribe no pudo en ocho: la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC), que es el mayor reto comercial del país en toda su historia. Santos, sin mostrarse rebelde frente a Estados Unidos, logró restablecer relaciones con Venezuela y Ecuador sin desatar la ira del ‘Coloso del Norte’; pero, además, le entregó al narcotraficante Walid Makled a Venezuela, aún en contra de la voluntad de Estados Unidos, pero sin que Obama le mostrara los dientes. En otras palabras, con Santos en la Presidencia, la relación con Estados Unidos sigue estando marcada por la dependencia, como ha sido siempre, pero manteniendo una buena dosis de respeto mutuo y buenas maneras. Así quedó evidenciado en la no invitación a Cuba cuya su ausencia no produjo el cataclismo que muchos vaticinaron. El ‘tema cubano’, sin embargo, será tratado.
Relaciones internacionales: en busca del tiempo perdido
La VI Cumbre de las Américas le permitirá a Colombia recuperar el protagonismo regional que no tenía desde los tiempos lejanos de Alberto Lleras, con la creación de la OEA, y Belisario Betancur, con el llamado Grupo de Contadora, vital para la pacificación de Centroamérica. Hubo, inclusive, períodos de verdadero oscurantismo internacional, como sucedió durante los ocho años de mandato de Álvaro Uribe, donde Colombia no solo mantuvo una actitud confrontacional con varios de sus vecinos, sino que afianzó su dependencia de Estados Unidos. El de Uribe no fue un mandato aperturista en materia de relaciones internacionales. El tema de la estrategia antidrogas y de la propia legalización -cuya discusión ha sido promovida tanto por Santos como por el ministro Germán Vargas Lleras- será uno de los que defina la suerte de la Cumbre. Por increíble que parezca, es la primera vez que los presidentes del continente lo van a abordar en conjunto y con presidente gringo a bordo. La preservación del Medio Ambiente y la promoción y defensa de los Derechos Humanos, son asuntos que deben ser liderados por Colombia.
Fuente: EL HERALDO
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