Detenido en Budapest el director de cine porno Pablo Lapiedra a quien Colombia pide en extradición

El 23 de diciembre fue detenido en la frontera entre Hungría y Rumanía, cuando los agentes se percataron de que su pasaporte checo era una pésima falsificación. No les hizo falta ni consultar la base de datos para que Lapiedra, experto ya en huir de la justicia, contara que le buscaban. Lo reclama Colombia, por rodar películas de sexo con menores y venderlas en Internet, y lo reclamaba España por no presentarse el día 20 ante la Audiencia Nacional. Ahora está en una cárcel de Budapest, pero por casualidad porque una serie de decisiones judiciales le allanaron el camino para que su rastro se evaporara.


Pablo Lapiedra, uno de los reyes del porno nacional, fue detenido por la Policía en marzo del año pasado en Barcelona. Colombia había dictado orden de detención internacional contra él como miembro de una red dedicada a la pornografía infantil. Una alumna de un instituto de Medellín, de 16 años, Mary A. R., aparecía en un vídeo con dos adultos que la sometían a vejaciones e insultos. El material estaba en una página de internet llamada «pablolapiedra» en la que había otras chicas adolescentes. Sexo duro con menores a cambio de entre 10 y 75 euros la descarga.

Zuleydy Piedrahita, casada con Lapiedra y otra de las «pornostar» de su colección, también actuaba y hacía de auxiliar de rodaje. Los colombianos los buscaban a los dos, tras averiguar la Policía española que Lapiedra era el cámara. La menor víctima contó que la reclutaron, le proporcionaron una nueva identidad y una nueva edad: 18 años.

Lapiedra, buscado en sus domicilios de Madrid, Alicante y Barcelona, fue arrestado en esta última ciudad, en la casa de su nueva novia: otra estrella del porno que cambió su nombre de guerra Leyla Black por el de «Laurita Lapiedra». No fue fácil capturarlo. El director fue entregado a la Audiencia Nacional y el juez Pablo Ruz lo envió a prisión mientras se decidía sobre su extradición a la que el director se opuso (pidió ser juzgado en España) además de negar las acusaciones y asegurar que la chica era mayor de edad. A principios de septiembre, se le dejó en libertad con una fianza de 100.000 euros. El «pornodirector» aportó como garantía la casa de sus padres.

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia acordó en noviembre su extradición a Colombia, que fue ratificada por el Pleno el pasado 28 de noviembre. Los magistrados señalaban en su auto que Lapiedra «no tenía voluntad de someterse a la jurisdicción colombiana» ni «de resolver su situación de cualquier otra forma». El pasado día 20 de diciembre se le tenía que comunicar en una vistilla, pero para entonces ya había huido. Ese mismo día la Sección Tercera decretó la búsqueda y captura nacional e internacional e ingreso en prisión y ordenó que se oficiara a Policía, Guardia Civil e Interpol. Curiosamente en la requisitoria de busca enviada a los dos Cuerpos no se especifica nada acerca de que sea una orden internacional, solo nacional.

Por este motivo, un juez de Budapest decidió el pasado día 26 la extradición de Lapiedra a Colombia, el único país que oficialmente le buscaba. Si en cuarenta días las autoridades de Bogotá no lo reclaman, el preso quedará de nuevo en libertad.

No es la única paradoja: al informarse a la Audiencia Nacional de la detención, todo apunta a que este órgano decidió omitir su propia resolución y suprimir la requisitoria de búsqueda en lugar de dictar un nuevo auto para subsanar el error de que no se hiciera constar expresamente que la orden de encontrar a Lapiedra era nacional e internacional. La decisión está pues ahora entre Hungría y Colombia.

Para acabar de enredar el asunto, el jueves el Consejo de Ministros, siguiendo los trámites habituales y probablemente ajeno al periplo judicial de los últimos días, autorizó la extradición a Colombia de Lapiedra. Que estuviera en España o no parece cuestión baladí.